Juan, nuestro protagonista, intentará deleitar a su público con un espectáculo de baile, desde un pasodoble a un blues; eso sí, con la ayuda obligada de los asistentes al espectáculo, creando así un evento en donde todos serán partícipes. Juan baila (o mejor dicho, lo intenta!).
Su escenario es la calle. Su instrumento, un encantador organillo del cual van surgiendo los ritmos más propicios para contarnos la relación que existe entre él y los espectadores.
Pero hay un pequeño detalle: el público no es consciente del desastre que está a punto de ocurrir frente a ellos.